Hoy en día, el problema principal de la piel madura no son las arrugas, el cambio de forma del rostro o los pómulos prominentes. ¡Lo que las mujeres de 65 años y más de verdad quieren es volver a tener una tez radiante y las mejillas rosadas! A medida que pasa el tiempo, la piel se vuelve más pálida y transparente. Pierde su luminosidad rosada natural y nos deja con un aspecto triste y cansado que es difícil de combatir, incluso cuando se cuenta con abundantes cantidades de colorete y polvos bronceadores. ¿Y cuál es la causa? La vascularización cambiante de la piel hace que la microcirculación sea mucho menos activa. Como consecuencia, el componente del pigmento en la piel se reduce gradualmente, lo que apaga el cutis inevitablemente. Además de este cambio en el sistema vascular de la piel, su superficie es menos uniforme y más áspera, lo que no deja que la luz se aferre a ella. Por lo tanto, no la refleja tan bien como solía hacerlo y la piel adopta un aspecto menos luminoso.