La regla de oro antes de maquillar, tengas el tipo de piel que tengas, consiste en limpiar y tratar. El maquillaje queda mejor sobre la piel impecable. La piel sensible es propensa a los brotes, y saltarse la limpieza solo empeorará las imperfecciones, las rojeces y la picazón. Así que empieza limpiando el rostro con un tratamiento calmante de alta toleracia que no contenga perfumes, conservantes o tensioactivos. Trata de usar un limpiador que no necesite ser enjuagado, ya que la cal del agua del grifo es demasiado dura para la piel sensible. Continúa con una crema facial formulada para pieles sensibles que calme cualquier inflamación y sirvan como prebase de maquillaje. Y para mimar tu tez aún más, trata tu rostro con una mascarilla para pieles sensibles y un exfoliante de grano fino una vez a la semana.