Estiramiento: Un buen estiramiento reduce la temperatura corporal, enfría la tez enrojecida y evita la rigidez. A medida que tu ritmo cardíaco se calma, ¡también lo hará tu piel! Mima tu rostro enrojecido: la transpiración causa pérdida de agua, así que date un capricho aplicando una mascarilla calmante formulada para calmar e hidratar profundamente tu piel. Opta por productos para la piel sensible, colmados de ingredientes ultracalmantes. Los productos que contienen agua termal, zinc o extractos de regaliz funcionan a la perfección sobre la tez enrojecida. Asimismo, puedes reducir el enrojecimiento rociando tu rostro con agua de té de rosa o té verde o aplicando un poco de gel de aloe vera por sus propiedades refrescantes, calmantes y antiinflamatorias. Relájate: el frío reduce la temperatura de la piel, así que coloca un paño frío y húmedo sobre tu rostro durante unos minutos para deshacerte del enrojecimiento de la tez. Si puedes soportar el frío extremo, envuelve unos cubitos de hielo en una toalla y presiónalos contra tu cuello (puedes reemplazar los cubitos de hielo por una botella de agua helada). ¡Hará que la sangre que llega a tu rostro se enfríe y evitará que el enrojecimiento perdure!