La piel tiene una maravillosa capacidad de regenerarse y de repararse. Con los años, esta capacidad se va reduciendo, por lo que, para mantener una piel bonita y sana, es esencial saber cómo cuidarla y con qué productos. Aunque conviene recordar que una piel madura puede ser preciosa.
Soplar velas, acumular vivencias, iniciar nuevos ciclos… Envejecer es, sin duda alguna, un privilegio, pero poder hacerlo sin que el paso del tiempo deje grandes huellas en la piel es un auténtico regalo. Aunque el espíritu se mantenga joven y dinámico, con los años el rostro comienza inevitablemente a cambiar, pierde elasticidad y firmeza. Este proceso natural no se puede detener, pero sí tomarle ventaja.
Te indicamos dos pasos muy simples para el cuidado de la piel madura. Toma nota y mímate a diario. Siendo constante lograrás mantener una piel bonita, cuidada y luminosa. ¿Empezamos?
¡Bye bye, impurezas; bienvenida, agua micelar!
La hidratación profunda es una de las claves para el cuidado de una piel madura, pero el paso previo es una buena higiene. La piel limpia permite que el producto hidratante penetre mucho mejor en los poros y con el Agua Micelar de L’Oréal Paris, además de desmaquillarte, limpiarás tu piel a fondo sin frotar, sin aclarar y con un solo gesto. Tu rostro, suave y libre de suciedad en un abrir y cerrar de ojos.
Hidratación intensa al más puro estilo hedonista
Usar una crema adecuada para tu tipo de piel y de edad es fundamental, pero ¿aplicas los productos de la forma correcta? Hazlo mediante un pequeño masaje, desde el escote, pasando por el cuello y llegando hasta la frente. Dedicarás pocos segundos más que de la forma habitual. En cambio, incidirás positivamente en la firmeza de tu piel.
Este masaje trabaja el músculo masetero —donde la fuerza de la gravedad castiga con más fuerza—; en el orbicular de ojos, donde aparecen las temidas patas de gallo, y en el contorno de la boca para atacar de frente al llamado código de barras. Hazlo con la yema de tus dedos y mediante movimientos circulares.
Por último, activa las células de la cara dándote pequeños pellizquitos, tómate tu tiempo y convierte estas sencillas sugerencias en un pequeño ritual diario para el cuidado de tu piel madura.
Además de los cuidados de limpieza e hidratación puedes incorporar una pequeña gimnasia. Tensa y destensa tu piel cuantas veces quieras, moviendo la cara al ritmo de tu dicción, haciendo muecas o frunciendo el ceño si es necesario. No temas a las arrugas y, si alguien te dice lo contrario, recuerda a Clark Gable interpretando a Rhett Butler en Lo que el viento se llevó y repite: “Francamente, querido, me importa un bledo”, porque, ahora sí, ¡sonríe, tu piel está siendo cuidada!