Cuando tenemos 20 años, incluir en nuestra rutina un humectante resulta tan importante como un limpiador facial. Hidratar nuestra piel es una manera segura de mantenerla flexible, rellenada y resplandeciente. Y por último, y no por ello menos importante, es una manera de ralentizar el proceso de envejecimiento. Un buen humectante hidratante es todo lo que necesitarás hasta que llegues a los 30 para mantener tu piel en buena forma. Es un paso importante: si la barrera protectora de nuestra piel (la película hidrolipídica) no se conserva, nuestra epidermis se deshidratará. Cuando nuestra piel no tiene la hidratación adecuada, está tensa y seca. Nuestra tez está apagada y le empiezan a salir escamas. ¡Y ahí es cuando surgen las arrugas! ¿La regla de oro? Hidratar cada mañana y cada noche... ¡Lo sentimos, no hay negociación posible! Aplica un humectante facial formulado para que tu tipo de piel esté limpia y seca. Consejo útil: las lociones humectantes son mejores para la piel mixta o grasa y las cremas espesas son más aptas para la piel seca. A medida que llegues a los 25, puedes empezar a usar un tratamiento para el contorno de los ojos. Se trata de una medida preventiva para evitar la aparición de las líneas de expresión. ¡Y las temidas patas de gallo!